22 de diciembre de
2012
Pues ya llegó el 21
de diciembre, ya se pasó, y resulta que no se ha acabado el mundo… bueno, por
lo menos aquí seguimos a 19 bajo cero, no ardemos en el infierno precisamente. Claro,
porque la cosa esta del fin del mundo… ¿por dónde empezaba?, ¿va como las
campanadas del 31, que empiezan en no sé qué islas del pacífico?, ¿o iba al
azar? Bueno, que yo sepa aquí seguimos vivos, con frío, pero vivos.
Ayer tuve mi primera
clase como profesor de inglés online (la verdad, un poco desastre) y también
tuvimos la presentación de los cursos de español. Acudieron como 15 personas
interesadas. Vale, ya sé que no es sea un numero para tirar cohetes pero es que
por lo que me han comentado, tampoco lleva mucho tiempo anunciándose mis cursos
de español… por eso, 15 no está mal. Confío en que al final, por lo menos unos
7 u 8 se queden a hacer el curso, pero de eso ya habrá tiempo de hablar.
Hoy vais a conocer el
que va a ser uno de mis principales dolores de cabeza mientras esté aquí: el
transporte. Olvidaos de metro, autobuses o si me apuráis hasta tranvías. Aquí
lo que se lleva son las ‘Marsutkas’… y
las ‘Marsutkas’ son esto:
No son más que
furgonetas que hacen las veces de autobuses. Habrá unas 8 plazas por furgoneta
y es el medio de transporte utilizado en Ulyanovsk. Recuerdo haberlo visto en
Volgogrado y pensar: ‘Espero no tener que utilizarlas porque son bastante… no
sé, extrañas’. Pues seis meses después estoy utilizándolas.
Imaginaos tener que
entrar en una ‘furgona’ de esas, con toda la ropa de invierno, sin tener apenas
idea de ruso y tener que ir a un sitio sin conocer apenas la ciudad. Como
experiencia es inenarrable.
Todas las ‘Marsutkas’
tienen un número (que no tengo ni idea de por qué es ése porque según he
averiguado no van seguidos, 1, 2, 3, 4… sino que una es el 12, otro el 45, otro
el 73… cosas de rusos) pero ese número a veces no es muy grande y si estas con
la capucha puesta, el gorro, te lloran los ojos y te moquean las narices del
frío, pues a veces hasta que no las tienes a dos metros ni te enteras. Y corre
a entrar porque como son tan pocas plazas… quedarse en la calle esperando otra
es mortal de necesidad.
Bueno, pues en estas
‘Marsutkas’, tú abres la puerta, miras a ver si hay sitio, y, si lo hay entras.
Y luego ya, una vez sentado, buscas el dinero y pagas. El viaje cuesta 16
rublos (unos treinta y pico céntimos) y si es a partir de las nueve de la noche
pagas 20 rublos (unos 40 céntimos). Esta idea de cobrar más por la noche en el
transporte público como se enteren los políticos españoles la adoptan.
Es gracioso porque si
te toca sentarte dando justo la espalda al conductor, te encargas de que vaya
recibiendo el dinero que te pasan los otros viajeros, como una cadena. Y por lo
que me han dicho, no les hagas que te den cambio… se deben poner hechos una
furia. Aquí la gente aprovecha hasta el último céntimo.
Además, a mí por lo
menos me pasa que voy cargado de la ropa de invierno y que si guantes, gorro,
chaquetón… al final no sé dónde tengo el dinero, la cartera, los móviles… creo
que ellos lo llevan un poco mejor que yo. Será cuestión de acostumbrarse.
Y luego ya la cosa es
ir mirando por las ventanas (siempre que
no tenga unas incómodas cortinas) a ver
que te suena para gritarle en un ruso que nadie entiende que pare en la
siguiente parada. Se dice algo así como ‘Na aftarokie, poyalusta’. Y si eso, si
te entiende, para. Si no, sigue.
Pues así son las
‘marsutkas’… mis autobuses particulares. Ya os iré contando más cosas porque
estoy seguro de que me va a pasar de todo con ellas. Do svidania!
Las marshrutkas...
ResponderEliminar¡qué gran experiencia!
las marshrutkas en Ulyanovsk son más caras que en Irkutsk... yo pagaba hace 6 meses 12Rbs... y además, no había precio nocturno (a dios gracias!).
Espero que por lo menos las de allí no sean tan sucias y que no te empujen en la pelea por conseguir un asiento... ¡yo he llegado a ir en volandas!
En fin, yo me bajo aquí: "на остановке, пожалуйста!"
¿¿¿Poyalusta???
ResponderEliminarYa ya...
Con lo que a mí me gusta el verano y el sol y las chancla, me estoy quedando helado con tus peripecias rusas.
Abrazo.
Edu.