19 de diciembre de
2012
Primer amanecer en
Ulyanovsk, segundo realmente porque el primero fue en el tren y estaba tan ido
que ni me enteré. Hoy ya ha sido un amanecer de los normales, normal porque
estaba en una cama, pero en cuanto he abierto los ojos me he dado cuenta de que
seguía en Rusia, en esta casa soviética. Pero poco a poco nos vamos
acostumbrando. Hoy he hecho algo que no había hecho en años, calentar leche en
un cazo en el fuego de gas, ayyyy… echo de menos mi microondas… pero bueno, a
todo es hacerse, por lo menos puedo calentar la comida. Otro día os hablo de la
comida. Hoy toca hablar de mi trabajo y de mi lugar de trabajo.
Todos los que me
conocéis lo sabéis y los que hayáis dado con este blog de casualidad os
enterareis ahora, yo soy periodista y entre que estaba cansado de ese mundillo,
de alguna última mala experiencia y la falta de trabajo, decidí que había que
cambiar de rumbo y hacer algo diferente en la vida. Un antiguo compañero de
MARCA tiene una frase por ahí que dice algo así como que los periodistas somos
un océano de conocimientos de un centímetro de profundidad… pues básicamente es
cierto, podemos hablar de muchas cosas pero saber, realmente apenas sabemos de
nada. Y eso complica las cosas a la hora de buscar trabajos fuera de lo que es
lo estrictamente periodístico.
Pero entre esas cosas
que sabemos hacer, está el manejar con soltura y elegancia el castellano, o por
lo menos se nos presupone, y ahí es donde está la clave de mi actual estancia
en Rusia. Soy profesor de español mejor dicho, me he reciclado en profesor de
español. Muchos pensareis que es una salida muy fácil… no os creáis, los sitios
que todo el mundo le molan están petados de españoles que dicen ser profesores
de español. Quizá es posible encontrar con facilidad en sitios como éste, en
Rusia, y ya no en Moscú, en ciudades más al interior como Ulyanovsk. Y aquí he
aparecido yo, un periodista recolocado a profesor de castellano.
El centro que me ha
contratado se llama Ulyanovsk Simbirsk Resource Center (ulsrc.ru para el que le
interese) y al final han sido casi cinco meses de negociaciones y tal para
llegar a un acuerdo. Yo tenía una cosa muy clara, no me movía sin contrato, sin
una casa pagada por el que me contratara y u sueldo digo. Y diréis, toma… y yo
tampoco… pero es que no es tan fácil. No es cuestión de cuestión de ir a lo
loco a no ser que ya estés completamente desesperado… entonces ya no digo nada.
Mi caso no era tan desesperado y además, pensad que es toda una vida que dejas atrás,
por lo que si me iba tenía que ser con el culo bien cubierto.
Es decir,
alojamiento, clases de ruso y un salario digno para poder vivir. La verdad es
que se han portado. Aceptaron la circunstancia de que sin casa pagada yo no me
movía, entendieron que las clases de ruso eran fundamentales y con el tema del
salario fue donde estuvo la principal de las dificultades. Al principio de
aceptar la oferta, el sueldo era más elevado pero como, entre pitos y flautas,
todo se retrasó, ahora me pagan menos de lo que habíamos hablado al principio.
Menos, pero tampoco es mal sueldo para esta ciudad por lo que me dice. Cuando
cobre mi primer sueldo os lo digo si se puede vivir o no.
Total, que esta
escuela de idiomas me ha acogido como su nuevo profesor de español e inglés.
Sí, español e inglés. A pesar de que el
castellano es cada día más popular por aquí todavía estamos muy lejos del inglés
pero bueno, se trata de ir evangelizando tierras de infieles como diría alguno
con sotana. Damos por hecho que cuando se empiece con las clases y se corra la
voz, más de uno se animara. Por lo menos en eso confío, y mi bolsillo también.
Aquí se cobra por horas de clase que das, o sea, que cuantas más clases, mas
sueldo.
Pero vamos a la
academia. La verdad es que no me puedo quejar, ayer conocí a la directora y a
muchos de los profesores, bueno, profesoras porque son todo mujeres menos un
americano que llegó en mayo. Él es el único profesor masculino. Ahora ya no
está solo. Y ya sabéis como son estas cosas, una recepción, una presentación y
bueno, un discurso de esos motivantes de la directora diciendo que mi llegada
era el comienzo de una nueva etapa (¿será eso a lo que se referían los mayas?)
Todos se han portado muy bien conmigo, no puedo quejarme y hoy 19 ha sido el
primer día en el que he visitado el
centro en el que daré clases. Mas presentaciones, menos discursos pero ya os
digo que no me entero entre las Tatianas, Olgas, Iulias… creo que todas se
llaman igual.
He estado en un par
de clases, en una me han interrogado los niños y en otra he estado de
observador. Mal rollo además porque creo que me han metido en la clase de la
chica a la que voy a sustituir, ha sido un poco feo la verdad. Claro, que
viendo cómo da las clases, casi mejor… un poco peñazo. Pensad en la idea que
tenéis de una clase soviética… pues anda cerca. Querría ver yo aquí a las
profesoras del curso de ELE que hice en Madrid (un saludo por cierto si me
leéis). A partir del viernes es cuando la cosa ya empieza a ponerse
interesante, me toca dar mis primeras clases y encima una presentación de lo
que van a ser los cursos de español. Menos mal que después hay una fiesta de
navidad de los profesores. A ver si beben tanto como dicen… ya os lo contaré,
no os preocupéis. Do svidania!
PS. Me adelanto un
poco y os enseño a algunos de mis compañeros, es la fiesta que tuvimos ayer por
la noche. Tampoco beben tanto como dicen estos rusos…
Ay el cazoooo...
ResponderEliminarLa verdad que vivir en Rusia es todo un retroceso en el tiempo y los profesores, aun teniendo una profesión de cierto prestigio, no están nada bien valorados económicamente... Creo que ninguno de los profesores donde daba clases yo, tenía un único empleo... De todas formas, espero que dentro de poco no te quepan los alumnos en la clase y tú no formes parte de esa generalización...
Ya nos contarás cuándo empiezas con las infumables clases de ruso...
¡Disfruta de los innumerables brindis de las celebraciones y del esnifamiento de pepinillo!
;)
PD: recuerdos a Ludmila y Sasha (que seguro que ya conoces 15 de cada uno...)