lunes, 31 de diciembre de 2012

Ulyanovsk, 31 de diciembre de 2012


31 de diciembre de 2012

¿Qué tal todo?, ¿preparados para esta noche? Yo dispuesto a pasar mi primera nochevieja rusa. Me han invitado a casa de una compañera de la escuela, para que no esté solo. O sea, que tendré una familia de pega rusa para empezar el año. Aunque yo lo celebraré dos veces. Aquí son tres horas más que en España, así que cuanto estéis preparando la mesa quizá ya esté en 2013… que espero que se porte mejor con todos, porque vaya añito… ánimo a todos los que estéis buscando curro y no encontréis, a los que lo tengáis y no os guste, a los que cobréis una mierda y trabajéis como cabrones, a los que tenéis un jefe o jefa insoportable y al que hay que reirle las gracias… animo a todos. Y si queda alguien feliz con su vida… disfrútalo. с Новым годом (léase s novi godom) o sea, feliz Año Nuevo.

Estos días he andado liadillo con las clases y por eso no he podido subir ninguna entrada, pero creo que ya va siendo hora de que conozcáis un poco la zona donde vivo. Otro día me meto con cositas de la casa, que siguen apareciendo cosas impresionantes. Ahora vamos con mi barrio. Una cosa bárbara oigan… un ambientazo, un desfase… Básicamente tengo lo necesario para sobrevivir. Es decir, olvidaos de bares, cafeterías, pubs o similares. Por no haber no hay ni una taberna irlandesa y mira que las hay en todas partes. Sobrevivir es sinónimo de tener supermercados, farmacias, tiendas de telefonía, un banco y dos o tres cosas más. O sea, que nada de derroches, muy al estilo ruso.

Yo vivo al norte de Ulyanovsk, al lado de una gran avenida que se llama Narimanoba Prospekt (prospekt es avenida… no prospecto) y al final de esa larga avenida está la zona donde vivo. Esta es la avenida… es tocha y como veis llena de vida y jolgorio. Ojo con el parque móvil. Todavía no entiendo cómo pueden conducir con estas condiciones de nieve y hielo con estas cascarrias de coches (por aquí el tuneo es de otra forma, el del coche rosa-morado es un valiente).









Aquí son muy de clásicos, el fondo de armario se compone básicamente de gris y más gris y algo de marrón. Que sí, que bonito no es pero te acabas acostumbrando. Todos los edificios son iguales. Bloques macizos. Y uno de ellos es el mío. En concreto es éste que veis con la puerta amarilla.





Y quedaos con la copla porque el tener una puerta amarilla es como lo más de lo más. Es la única puerta así que he visto por la zona. O sea, que el que decidió pintarla de ese color iba ese día cargadito de vodka, porque sino, no se explica. Y en concreto yo vivo en la calle Gafuroba (gafuroba ulitsa) número 43, apartamento 41. Y como estos rusos son unos cachondos, en mi puerta no pone que es el 43. Y entonces, ¿cómo lo sabes? El número está al principio del bloque. Todo el bloque es el número 43. Entonces… ¿cómo encuentras el apartamento 41? Pues por este letrerito que está en la puerta.



Ahí que dice que en ese portal van los apartamentos del 36 al 50 (en la puerta de mi casa tampoco pone que sea el 41, tiene truco, ya os lo contare). Y alrededor de mi casa podemos encontrar últimos modelos de columpios para niños, zonas lúdicas que reúnen todas las medidas de seguridad para que los niños disfruten sin miedo a romperse la cabeza…




...e incluso han inventado deportes nuevos como el ping-pong de nieve aunque todavía no he visto ningún practicante. Será cuestión de agenciarse una pala…



Supongo que entre los que me leéis habrá alguien al que le gusten los juegos de matar de la play… pues en el ‘Call of Duty 4’ había una misión en Chernobil y os juro que lo que salía es como mi barrio. Mismos bloques de casas, parques con columpios destartalados… iba yo paseando y pensaba que me iban a salir terroristas de debajo del columpio.

Cerca de mi casa hay un parque. El Park Pobedi (Parque de la Victoria) que recuerda la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial. Aquí va la gente a esquiar y a patinar. A un vecino ya le he pillado yo con los esquíes… y no era precisamente joven el jodío. También hay alguna cosilla de recuerdo como este tanque, que si no me equivoco es un T-34. ¿Alguna vez habíais visto un tanque desde abajo?





Y la civilización llega con las tiendas. De izquierda a derecha un supermercado, una panadería y una tienda de telefonía. Y puestecillos de rusos del campo.






Y esto debe ser una capilla o iglesia… pero los fieles deben ser del tamaño de los ‘clicks’ de Playmobil porque es diminuta. ¡Monta tu propia iglesia ortodoxa! El regalo de estos reyes, de Playmobil. Ya me imagino al hobbit saliendo de rezar. Ah… y a los que os gusta andar en bici… se puede andar en bici con todo cubierto de nieve y hielo (esto va para los deportistas de mi cuadrilla)




Y esto es el punto neurálgico de mi vida rusa. El supermercado Gulliver. Esto lo escribo el lunes 31 pero las fotos las saqué ayer domingo y está todo abierto. Aquí es donde aprovecho la tarjeta que me regalaron en la fiesta surrealista. Lo que tiene esos colores tan hispánicos es una farmacia. No me preguntéis por qué pero os puedo asegurar que hay farmacias a cascoporro. Y también esté el hombrecillo vendiendo sus árboles de Navidad y las que venden sus productos de la granja. Fijaos cómo la sección de congelados viene incluida, tienen ahí los patos o lo que sea eso a la intemperie pero están congelados.







También me encontré con unos tipos que vendían pescado en el maletero de su coche pero me dio miedo sacarles una foto. Esos no bajaban de terroristas chechenos. Y aunque ayer no lo vi, también hay un ‘camioncete’ chiquitito con una cisterna que vende leche. Tranquilos, ni se me ocurrirá pedirla.

Y para acabar dos sitios fascinantes. Primero esto.



No sé qué cojones es. Creo que es como un sitio donde dan comidas y hasta hacen fiestas estilo a la que fui yo. Pero los clientes deben ser los mismos que los que van a la iglesia de Playmobil. Algo turbio esconde mi barriada… ¿dónde están David el gnomo y compañía? Y esta tienda debe ser el paraíso ruso. Se llama ‘Gradus’ y es una licorería. Aquí debe haber vodka como para llenar el estanque del Retiro.



No he entrado pero prometo hacerlo, que cuando llegue febrero, según me han dicho, hará mucho, mucho frío. Será el tiempo de invadir ‘Gradus’. Esta es mi barriada. Y tengo que admitir que, a pesar del aspecto destartalado que tiene todo, le acabas cogiendo cariño. Ya os contaré que tal la nochevieja rusa. Feliz 2013. Do svidania!



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ulyanovsk, 26 de diciembre de 2012


26 de diciembre de 2012

Bueno, ¿qué tal la Nochebuena?, ¿la Navidad?, ¿el discurso del Rey?, apasionante como siempre, ¿no? Decidme que dijo eso de ‘la deina y yo estamos edncantados’… y yo me lo perdí, como diría Lobato, parpadeé y me lo perdí. Aquí no salió Putin… estaré atento a ver si sale por Nochevieja. A ver que se cuenta.

Que sepáis que en El Mundo están publicando unas noticias sobre el ‘fresquete’ que recorre Rusia en estos momentos y que sí, que hace frío, pero creo que son un poco alarmistas. Ya os contaré pronto cositas relacionadas con el frío y sus tremendos peligros. Ya veo que os gustó el temita de la fiesta… a ver si encuentro la versión de los pajaritos en ruso. Os dejo a una de mis compañeras, otra Olga, cantando (bastante bien por cierto) y alguna cosa más.



La mujer morena del centro es la Directora de la Academia donde trabajo, Tatiana.



Pero hoy me toca hablar de lo que he venido a hacer a Rusia, esto es, a ser profesor. Por ahora soy profesor de inglés. Y diréis, ¿sabes inglés? Bueno, lo hablo bastante bien pero estoy muy lejos de ser un nativo y así se lo comenté a la directora del Centro pero dijo que no le importaba, que si podía encargarme de niveles bajos y yo le dije que no había problemas. Y en ello estoy. Tengo principiantes y un poco más que principiantes. Por ahora esta semana es muy de aprender vocabulario relacionado con las navidades y el invierno (y yo de paso aprendo algunas palabras en ruso).

La verdad es que es complicado porque los niños están acostumbrados a profesores rusos y cuando tienen un problema, preguntan en ruso. Conmigo eso no van a poder hacerlo, se van a tener que esforzar más y espero que no haya ninguna queja, porque estas primeras semanas será complicado, para ellos y para mí.

En general son muy disciplinados excepto un par de críos que se empezaron a dar de hostias en medio de clase (salen brutos desde pequeños) y hubo que poner orden. Pero hasta ahora ese ha sido el único incidente… y espero que no haya más. No sé qué deciros, nunca había dado clase a niños y no se me hizo muy duro, quizá porque era el primer día y tal… quizá dentro de un mes este hasta los cojones de los críos… a ver qué pasa.

Y si todo va como tiene que ir, a partir de la tercera semana de enero empezaré con las clases de español. Eso va a ser una liberación porque son adultos y principiantes, un reto. Pero va a ir bien. A ver si saco unas fotos del centro y os las enseño.

¡Ah! Y hoy está nevando por primera vez… a ver si sigue y en unos días os enseño mi barrio nevado. Os dejo un par de fotos del Volga helado.




Os seguiré contando cositas. Do svidania!

lunes, 24 de diciembre de 2012

Ulyanovsk, 23 de diciembre de 2012


23 de diciembre de 2012

Hay cosas que son iguales en todas las partes del mundo, bueno, iguales pero también diferentes. Me refiero a las cenas navideñas, esas cenas de empresa a las que siempre juras no ir y al final acabas yendo porque oye, a nadie le amarga un dulce un poco de comida y, sobre todo, una buena borrachera costeada por la empresa. Rusia no iba a ser menos y aquí también tienen cenas de empresa.

Creo que fue de las primeras cosas que me dijeron al llegar, que este domingo 23 había una cena y que, por supuesto, contaban con mi presencia. Y como estos primeros días básicamente hay que decir que sí a todo por eso de quedar bien, pues me salió un ‘por supuesto que iré’ de lo más sentido. Total, que la víspera me mandan un mensaje y me dicen que tengo que estar a las cinco y media en la oficina principal y que allí me recogen.

Llega el domingo y se levanta un día fresquito, a unos -25 grados estábamos y ahí que voy yo a por mi ‘Marsutka’ que me lleve a la oficina. Y debe ser como en España, que los domingos hay menos frecuencia solo que en vez de esperar un cuarto de hora a 10 grados, esperas a -25. Yo creo que a los cinco minutos ya yo sentía algún dedo de los pies (no llevaba las botas de nieve, botas de elegancia para la ocasión), a los 10 minutos mis piernas ya empezaban a decir basta y cuando ya llevaba un cuarto de hora, las mejillas, la boca… toda la cara estaba como acartonada.

Encima me veía el percal, va a llegar la ‘furgona’ y nos vamos a matar por entrar. Pues no fallé. Llegó la ‘Marsutka’ y casi hay hostias por entrar. Yo entré pero os juro que no sentía el cuerpo. No sé ni cómo acerté a bajarme en la parada y allí otros 5 minutos esperando a que me llevaran. Llega mi compañera y no encontrábamos el sitio. Al cabo de 15 minutos dando vueltas en una zona donde hasta el Poli Díaz se cagaría de miedo, dimos con el café… que desde fuera parecía una casa grande sin más. Pues p’adentro…
Entro y todo muy… no sé cómo decirlo… kistch (¿lo he escrito bien?). Era una especie de salón versallesco pero con luces de discoteca. Si me dicen que eso es una casa putas me lo creo. Eso sí, la mesa muy bien puestica…








Fiambres, ensaladas… y ¡cómo no, fruta! Allí que me senté con mi compañera y a esperar a que el resto de gente encontrara el sitio. Pero no os creáis que la gente esperó mucho para atacar a los platos. Seguía llegando gente y la gente ya había atacado a su comida. Y empiezan a brindar, como cuatro o cinco veces seguidas, por cosas diferentes me imagino. Yo no me enteraba. Y yo pensando, cuando acaben los brindis, a comer un poco. Pues nada de eso, a bailar… véase a la mujer de rosa dándolo todo...




Veo que todo el mundo se levanta y a echar unos ‘dancings’, y luego otra vez a comer y empiezan a entregar unos premios a los profesores y al americano y a mí nos sacaron y nos dieron las gracias por estar con ellos, unas palabras de agradecimiento sentido y nos regalan una entrada para el teatro de Ulyanovsk y a mí una tarjeta descuento en el súper donde compro… oye, no se puede negar que útil es. Le voy a sacar  partido. Y vuelta al papeo.

Y sale el Santa Claus ruso… parar de comer y a ver cómo era la elección de su ayudante, que es su nieta. Pues cuatro chicas tenían que bailar y la que mejor lo hiciera sería la ayudante de Santa Claus. Fue un momento surrealista… ellas bailando como si estuvieran ligándoselo… no sé, fue eroticofestivoputapénico.








La morena, Olga, es la que mejor se lo montó con el Santa Claus ruski... en fin... no comments. Y que si más bailables. Y la comida en la mesa pero nadie le hacía caso. Y más juegos… por ejemplo, les daban un palo de una escoba y tenían que pasárselo y el que se lo quedaba cuando acababa la música tenía que hacer algo con él. El americano tuvo que hacer como un rodeo y empezó a cabalgar con el palo pero como el suelo estaba un poco resbaladizo se metió un hostión del quince. Se levantó a la velocidad del rayo… fue gracioso. Y nos hacen sentarnos y sorpresa…






Unas bailarinas haciendo su show. Era todo muy surrealista. Y para acabar nos hacen bailar a todos ¡LOS PAJARITOS! SÍ, COMO LO OÍS, LOS PAJARITOS. Yo no sabía dónde meterme. Era como una fiesta de viejunos en Benidorm (perdón a todos los que os gusta Benidorm) Una cosa tremenda. Total, que a la primera oportunidad que tuve de que me llevarán en coche a casa, allí que me subí. En fin, una cena de navidad al estilo ruso… ah, el vodka ni catarlo. Estos rusos son de pega. Do svidania!

domingo, 23 de diciembre de 2012

Ulyanovsk, 22 de diciembre de 2012


22 de diciembre de 2012

Pues ya llegó el 21 de diciembre, ya se pasó, y resulta que no se ha acabado el mundo… bueno, por lo menos aquí seguimos a 19 bajo cero, no ardemos en el infierno precisamente. Claro, porque la cosa esta del fin del mundo… ¿por dónde empezaba?, ¿va como las campanadas del 31, que empiezan en no sé qué islas del pacífico?, ¿o iba al azar? Bueno, que yo sepa aquí seguimos vivos, con frío, pero vivos.

Ayer tuve mi primera clase como profesor de inglés online (la verdad, un poco desastre) y también tuvimos la presentación de los cursos de español. Acudieron como 15 personas interesadas. Vale, ya sé que no es sea un numero para tirar cohetes pero es que por lo que me han comentado, tampoco lleva mucho tiempo anunciándose mis cursos de español… por eso, 15 no está mal. Confío en que al final, por lo menos unos 7 u 8 se queden a hacer el curso, pero de eso ya habrá tiempo de hablar.

Hoy vais a conocer el que va a ser uno de mis principales dolores de cabeza mientras esté aquí: el transporte. Olvidaos de metro, autobuses o si me apuráis hasta tranvías. Aquí lo que se lleva son las ‘Marsutkas’…  y las ‘Marsutkas’ son esto:





No son más que furgonetas que hacen las veces de autobuses. Habrá unas 8 plazas por furgoneta y es el medio de transporte utilizado en Ulyanovsk. Recuerdo haberlo visto en Volgogrado y pensar: ‘Espero no tener que utilizarlas porque son bastante… no sé, extrañas’. Pues seis meses después estoy utilizándolas.

Imaginaos tener que entrar en una ‘furgona’ de esas, con toda la ropa de invierno, sin tener apenas idea de ruso y tener que ir a un sitio sin conocer apenas la ciudad. Como experiencia es inenarrable.

Todas las ‘Marsutkas’ tienen un número (que no tengo ni idea de por qué es ése porque según he averiguado no van seguidos, 1, 2, 3, 4… sino que una es el 12, otro el 45, otro el 73… cosas de rusos) pero ese número a veces no es muy grande y si estas con la capucha puesta, el gorro, te lloran los ojos y te moquean las narices del frío, pues a veces hasta que no las tienes a dos metros ni te enteras. Y corre a entrar porque como son tan pocas plazas… quedarse en la calle esperando otra es mortal de necesidad.

Bueno, pues en estas ‘Marsutkas’, tú abres la puerta, miras a ver si hay sitio, y, si lo hay entras. Y luego ya, una vez sentado, buscas el dinero y pagas. El viaje cuesta 16 rublos (unos treinta y pico céntimos) y si es a partir de las nueve de la noche pagas 20 rublos (unos 40 céntimos). Esta idea de cobrar más por la noche en el transporte público como se enteren los políticos españoles la adoptan.

Es gracioso porque si te toca sentarte dando justo la espalda al conductor, te encargas de que vaya recibiendo el dinero que te pasan los otros viajeros, como una cadena. Y por lo que me han dicho, no les hagas que te den cambio… se deben poner hechos una furia. Aquí la gente aprovecha hasta el último céntimo.

Además, a mí por lo menos me pasa que voy cargado de la ropa de invierno y que si guantes, gorro, chaquetón… al final no sé dónde tengo el dinero, la cartera, los móviles… creo que ellos lo llevan un poco mejor que yo. Será cuestión de acostumbrarse.
Y luego ya la cosa es ir mirando por las ventanas (siempre  que no tenga unas  incómodas cortinas) a ver que te suena para gritarle en un ruso que nadie entiende que pare en la siguiente parada. Se dice algo así como ‘Na aftarokie, poyalusta’. Y si eso, si te entiende, para. Si no, sigue.

Pues así son las ‘marsutkas’… mis autobuses particulares. Ya os iré contando más cosas porque estoy seguro de que me va a pasar de todo con ellas. Do svidania!