martes, 8 de octubre de 2013

Ulyanovsk, 8 de octubre de 2013. ¡¡¡Feliz día del profesor!!!

Ulyanovsk, 8 de octubre de 2013

Esta vez he tenido problemas para escribir este blog... no pasan tantas cosas interesantes como os pensáis malandrines. Que esta es una ciudad bastante aburrida... ademas, con el fresquete que hace por aquí como para pensarse dos veces el salir por la noche. Y trabajo de lunes a sábado... con lo que las semanas se hacen largas y los findes cortos pero hay que hacerlo para sacar un 'sueldete' para lo que se tercie. 

Andaba yo pensando sobre qué podía escribir esta semana y no se me ocurría nada hasta ayer, que mis estudiantes dieron con la solución al problema... y un poquillo gracias a Putin, que esta en todas partes como Dios. Pero antes que Putin, usted me perdone, están mis estudiantes y resulta que me han sorprendido. Quizá porque es algo que me imagino que antes se hacia en España y ahora ya no. Ayer fue el día del profesor y yo no lo sabia. resulta que aparecen dos de mis alumnas, Dasha y Yana, con una tarta. Yo pensaba que era su cumpleaños pero no... la tarta era para mí porque el profesor todavía debe ser por estos lares una figura respetada.

Pero no queda ahí la cosa, Oleg, (ojo a este que va para premio Nobel de Física) saca una caja de bombones y también me la regala. Y en mi clase de español  otra chica, Alina, también me regala chocolate, mas bien cacao para el desayuno. Jodo, la verdad es que me hizo ilusión. Parecía Santa Claus cargado de regalos. Es lo que en arte se podría denominar una naturaleza muerta ulyanovskita...


Ahí está ese pedazo de bodegón que ni los maestros flamencos del siglo XVIII, ¡aprende Rembrandt! A los bombones ya les he metido 'bocao' y a la tarta también. Mañana probaremos el cacao. Mas majos mis chavales...

Y el otro momento que me ha gustado de la semana ocurrió en Moscú, en los jardines del Kremlin... sí, ahí donde vive Putin. Pues por debajo de su ventana, metro más metro menos, pasaba la antorcha olímpica camino de Sochi (y hará parada en Ulyanovsk y estaremos ahí para apagarla... perdón, contarlo). Venga, al turrón, que me enrollo. Putin ahí todo enrollao, pedazo de juegos olímpicos que hemos montado y tal y pascual... Bueno, pues en eso que va la antorcha con su portador por la casa de Putin. El portador vistiendo un chándal horroroso de esos que hace Bosco que solo sirven para hacer el ridículo. El señoor, ya mayorcete, que debía ser una leyenda olímpica pero que ahora es leyenda por zamparse donuts, si nos fijamos en su esbelta figura, va tan alegremente trotando cuando la llama olimpica... zas!... desaparece. Ahí, en las mismas narices de Putin


El regordete ya estaba pensando en la de kilos que iba a perder en una cárcel siberiana cual miembro de las Pussy Riot. Vale, ¿a quién no le ha pasado que se le apague la llama olímpica? Si hubiera sido la Botella se le hubiera incendiado además el pelo. Pero, no sus preocuparos que hay solución. Siempre hay otra llama de fuego sagrado encendida por si se dan estas circunstancias. El regordete pensó: 'vale, salvado'... pero no... hay no había copia de seguridad de la llama.

Y como en este país se parecen bastante a nosotros en eso de la chapucería, no lo voy a negar por muy a gusto que este aquí, ¿cuál fue la solución?  Pedir fuego, como si fuera un bar de fumadores. Y ahí está el de seguridad, 'zippo' en mano, pegándole fuego a la antorcha. Un auténtico fuego 'sagrado'. Momentazo de tembleque de mano también que tuvo que sufrir el hombre porque... ¿y si no hubiera logrado encenderla? ¿A Siberia también? Grandes incógnitas de la historia amigos...

Como diría Buruaga, así es Rusia y así se lo hemos contad. Do svidania!

PS. El regordete se llama Shavarsh Vladimirovich Karapetyan y tiene una historia impresionante. Haced un copy paste que no cuesta nada y flipad con su vida.

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