Ulyanovsk, 12 de
enero de 2013
Como os comenté, el
campamento de Dimitrovgrad no había sido el único en el que he estado estos
días. El otro fue en Saransk, a 200 y pico kilómetros de Ulyanovsk, y capital de
la ya muy mítica Mordovia. Básicamente repetimos lo que hicimos en el anterior
campamento. Nos alojaron un edificio, que sorprendentemente, estaba bastante
bien y el colegio donde estuvimos trabajando también estaba bien. Según me
enteré luego, debe ser un colegio para chavales de familia bien… un poco
montados en el dólar, en este caso el rublo. Lo peor, sin duda, la comida. Poca
y mala. Y hubo un día que no siquiera mis compañeros supieron identificar lo
que estaban comiendo. Era una especie de pasta de carne con trozos de pan
tostado pegados… una cosa inenarrable. Lástima que no tuviera el móvil a mano.
Pero como había hambre, pues pa’dentro. Lo que hace la necesidad…
Este era mi grupo. De
verdad que eran unos geniales, super implicados en todo… una delicia currar con
ellos. Mi compañero el americanos les dijo en español ‘Cabrón’ y se pasaron los
tres días preguntándome lo que era. Al final se lo traduje. En ruso, cabrón es
‘kasiol’. También nos deleitaron con algún baile típico mordoviano… suena fatal
pero es así. Interesante.
Pero hablar de curro
es un peñazo, o sea que vamos al lío. Aprovechando que acabábamos de trabajar
sobre las ocho, el segundo día decidimos irnos de excursión a ver la ciudad. Y
allá que nos fuimos dos rusas, tres negros, un indonesio y el que os escribe a
descubrir la noche mordoviana.
La ciudad es bastante
diferente a Ulyanovsk. Mucho más bonita y encima todavía estaba iluminada con
las luces de Navidad, o sea, que más bonita. Se nota que en esta ciudad hay
pasta. Va a ser una de las sedes del mundial de fútbol de 2018 (voy a pedirle
curro a Del Bosque para esa fecha) y se nota porque los edificios son nuevos y
una cosa rara, son de colores… algunos bastante horteras. Fijaos en el banco… (me salen al revés, sorry)
Y mis compañeros lo
flipaban… pero en plan de dar saltos de alegría cuando veían algún sitio
iluminado. Estos ven la Fontana de Trevi por la noche y les da un síncope. Voy
a presentároslos un poco. Vale, las fotos no son muy allá, es de noche y ellos
son negros, pero estar… están en la foto. Vamos con Saviour, que es este de
aquí.
Saviour es de Guinea
Bissau y estudia en Ulyanovsk, aunque no sé qué exactamente. Era complicadísimo
entenderle en inglés porque entre su acento y que le costaba arrancar en las
frases… joder, esfuerzos había que hacer para pillarle algo. Era un poco el dj
del grupo… aunque a la hora de la verdad repetimos en los dos campamentos las
mismas canciones una y otra vez, y venga las mismas… me las sé de memoria.
Saviour fue el que empezó a llamarme Mr. Juan y con Mr. Juan me quedé todo el
viaje… ¿herencia del colonialismo?
Este otro es Chillo.
Es de Zambia… que tiene huevos de venirse desde allí a Rusia. Es un tipo
cojonudo. Cuando no estaba el americano, él era un poco el maestro de
ceremonias. Se encargaba de motivar al personal.
Este que se está
comiendo una ‘hamburguesaca’ es Willy, de Indonesia. Él es el bailarín del
grupo (aunque todos se pegaban el día bailando, les encantaba… ¿será por eso de
ser africanos?) Willy se encarga de hacer las coreografías y la verdad es que
lo hace genial. Viéndole me reafirmo que el noble arte de la danza no está
hecho para mí.
A continuación,
Abdel. Un grande. Grande porque era largo como un día sin pan y porque a la que
podía se escaqueaba de currar. Es del Chad y en el campamento daba clases de
francés. No le gusta mucho Rusia, bueno, la verdad es que no le gusta nada de
nada y odia el invierno.
Y luego están mis
compañeras. Lidia, en la foto con Abdel, que es una máquina y habla ruso, inglés, español, portugués y
japonés. Es la que más me está ayudando estos primeros días. Un encanto.
Y también tenemos a
Olga, la que cantó en la cena de Navidad. Es un placer trabajar con ella, nunca
tiene un mal gesto… una tía cojonuda.
A unos 15 bajo cero,
ser turista se puede considerar una profesión de riesgo. Y por cierto, el móvil
seguía sacando fotos perfectamente a esas temperaturas, de hecho, fallaron
antes mis manos que el móvil. La gente se nos quedaba mirando como diciendo,
‘qué estarán haciendo éstos a estas horas’. Cuando llevábamos como una hora de
caminata y fotos, estábamos todos con tanto frío que nos metimos en una
cafetería que se llamaba Nueva York. Y ahí sí que vino bien el té. Algunos
aprovecharon para hincarle el diente a algo de comer. Chillo y Abdel en pleno
proceso carnívoro…
Y aquí estoy yo con
nuestro guía Volodia (o Vola) que viene de Vladimir. Estaba en mi grupo. Tiene
solo 16 años pero ayuda en la escuela como técnico de todos los aparatos
electrónicos. Una máquina. Como podéis comprobar, el tupé de Imanol Arias ha
calado en mi… voy a la última.
El americano no nos
acompañó pero nos pidió a ver si le podíamos llevar algo para cenar. Pues claro
hombre… y pizza que le compramos. Pero es una de las coñas de Rusia. Tu puedes
comprar una pizza (fijaos cómo se escribe) que está recién hecha pero la sacas
a la calle y a los cinco minutos ya está fría y a los diez ya está muy, muy
fría. No tiene ningún sentido comprar una pizza para llevártela a casa.
Y
mientras esperábamos a los taxis… tiempo para más fotos…
Y congelados y con la
pizza fría llegamos a nuestro alojamiento pero al americano le supo a gloria,
misión cumplida. Y vuelta a Ulyanovsk, vuelta a la normalidad… si es que hay
algo normal en este país. Do svidania!
Bueno... de El resplandor pasaste a una ciudad resplandeciente, no??? Muy chula parece...
ResponderEliminarSe te ve ya de lo más integrado y está bien que haya tanta gente de fuera, así más fácil para poder juntarse y así.
Una pregunta... con tanta nieve ¿hay repartidores de pizzas? A Telepizza no le saldría rentable montar locales allá, porque con su premisa de que si llega fría te la regalan, tendría que regalar todas...
Bueno.. disfruta de Rusia y de sus gestos!!!
¡Qué grupo tal multicultural!
ResponderEliminarJoder... Abdel es mi ídolo! Aguantar en Rusia cuando dice que no le gusta nada de nada... Eso sí, las rusas parece que no le desagradan tanto...
Me encanta tu tupé, Juanjo...
;)
Más?