domingo, 23 de noviembre de 2014

Ulyanovsk, 23 de noviembre de 2014. El hijo del hielo me llaman...

Ulyanovsk, 23 de noviembre de 2014.

¿Cómo va eso esteparios? ¿Ya habéis atracado los mercadonas en busca de polvorones y esas cosas que luego se quedan de año en año? Bueno, sin excederse que luego hay que quemarlos... aquí, a pesar de esta maravillosa estepa que me rodea, mantecados, lo que se dice mantecados, no hay... pero, ante la proximidad de los festejos he decidido... APUNTARME A UN GIMNASIO. Sí, por fin... ya era hora. Resulta que abren uno nuevo que me queda más o menos bien y he decidido que hay que ponerse en forma. Estuve viéndolo este lunes pasado y pagué para medio año... que es lo que me queda aquí. De precio no anda mal, unos 40 euros al cambio pero todo está muy 'novico'. Mañana empiezo... 

Porque una de las cosas que me han forzado a ingresar en esa sala de tortura es que se ha demostrado empíricamente de nuevo que mi adaptación a deportes sobre superficies deslizantes es absolutamente nula. ¿A qué viene esto? Pues, a ver... uno de mis alumnos, Dimitri, juega en un equipo de hockey sobre hielo y me había invitado varias veces a patinar con una respuesta negativa por mi parte pero hace unos días me pilló de un humor extrañamente relajado y le dije que sí, que quería probar a patinar... ¿en qué carajo estaría pensando yo? Total, que como soy persona de palabra y, dado que no podía escudarme en un ataque de cagalera de tsunámicas dimensiones, me vino a recoger y fuimos para la pista de hielo.

Primera toma de contacto con el lugar del crimen...


Que a mi esto de patinar, bueno, esto que hacen los de la foto, pues que no le veo la gracia... que si haces saltos y piruetas cual Plushenko de la vida, mola... que si te pegas con otros en lo del hockey, mola, pero eso de dar vueltas y vueltas a una pista pues como que no... quizá es que como no sé patinar... Pero vamos... que no va a ser nombrado el deporte más apasionante del mundo.

Y después de desafiar al hielo con cara de aquí estoy yo... al vestuario. Lo primero que te llama la atención es el descomunal tamaño de las bolsas de deportes de los jugadores de hockey, ahí entran tres Torrebrunos y te montan una fiesta... esta foto, robada sea dicho, muestra al hombre frente al destino con impotencia indisimulada...


Lo del tamaño se explica cuando empiezan a sacar protecciones de la bolsa, van más 'acolchaos' que el muñeco de Michelin. Y claro, se pasan media vida para ponerse todo lo necesario para salir al hielo. En mi caso solo hubo que ponerse los patines, unos guantes y casco... que luego tampoco es que comprendiera muy bien para qué debido a mi nulidad absoluta sobre el agua congelada. Pero bueno.... ahí que salimos... dispuestos a defender la camiseta.

Y para que perdiera el miedo, cosa que nunca consiguieron, me pusieron en una máquina tecnológicamente avanzadísima para que diera mis primeros, y creo que últimos pasos, sobre el deslizante y traicionero hielo.



No hice ni leches pero sudaba como un pollo... qué tipazo, qué look, qué elegancia en los deplazamientos... aquí una vista trasera... multicámara... no os quejaréis... 


La cosa es que mientras hacía el ridículo más espántoso no dejaba de venirme a la cabeza la película de 'El castañazo', con Paul Newman y unos tipos que se dedican a zurrarse en los partidos... gran película por cierto. 


Pues clavadita en mis neuronas todo el rato esta escena... en fin, que me descojonaba yo solo. Y tras 30 minutos en los que recorrí aproximadamente cinco metros de ida y cinco de vuelta tuve que dejar el hielo entre las aclamaciones del respetable. Oye, orgulloso que estaba uno de no haberse roto el espinazo ahí dentro.



Prueba de que no tenía nada 'descojorciao' aunque mi pinta de jugador de hockey es más lamentable que Rajoy improvisando un discurso. Luego ya me dediqué a ser espectador del entrenamiento. Este de azul es mi estudiante.


Debo decir que en este entrenamiento se juntaron importantes personajes de la ciudad que, alguno por motivos de seguridad, voy a omitir. Pero peces gordos, vamos... y como solo tenían un portero pues hubo que recurrir otra vez a la tecnología más avanzada de Ulyanovsk...


Aquí los muñecos en movimiento... 


Y tras una hora, se acabó lo que se daba... todos al vestuario donde les esperaba una agradable ducha de agua fría porque esto es Rusia y estos tipos son unos machotes de pelo en pecho. Luego se toman un té y como nuevos... ésta es la cafetería... ni el 'Starbucks' de la gran Sylvia Cabanas oigan...


Conclusiones... la primera que me gustaría ver un partido de hockey de verdad; segunda, que tardan más en ponerse y quitarse las protecciones que lo que dura el entrenamiento... eso se lo deberían hacer mirar porque no merece la pena tirarse media vida vistiéndose y desvistiéndose y tercera, y más importante, que yo tengo que sentir el suelo bajo mis pies si quiero practicar algún deporte. Soy un absoluto negado para esto... aunque a veces me niego a reconocerlo. bendito gimnasio que no se mueve... creo. Ya os contaré esteparios de mi vida, ¡do sbidania!

5 comentarios:

  1. hola juanjo. la primera practica nichevo, con 5 anos mas en Ulianovks te convertiras en campeon. a mi me paso lo mismo en el campo o estadio que queda en la Rozy luxembuerg y la Timiriazeva, eso va camino a tu casa, cerca del parque povieda

    thanks, poka

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  2. Juanjito, no se si se ha escrito el anterior comentario!! ya me he puesto al dia del blog! y lo que mas me ha gustado leer es que en 6 meses vuelves a esta TU ESPAÑA!! muaks.. y prometo que no se me pasara leer el blog never

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  3. Cabanas... vuelvo si me das trabajo ))) si no me quedo por aqui, que por lo menos curro hay

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  4. Hola Juanjo yo vivi en ulianovks casi 5 anos, pero hace mucho tiempo, en 1987 hasta 1991,no se si tienes skipe y podamos comunicarnos, y tu como llegastes a dar por esos lados. al comienzo de este ano pense ir a Ulianovks, pero comenzo la Guerra por Crimea, y mejos me abstuve de viajar

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